Unos presupuestos generales con mascarilla

Los PGE, definidos por el art. 134 de la Constitución del 78, deben tener un carácter anual y legalmente se deben consignar en estos el importe de los beneficios fiscales que afectan a los tributos del Estado. Es decir, en su elaboración, llevada a cabo por el Gobierno de la Nación, deben presentarse y aprobarse por las Cortes Generales antes del 31 de Diciembre de cada año, pues los hasta hoy en vigor llevan ya prórrogas que a la hora de liquidarlos vendrán los boquetes y las deficiencias de lo que el Gobierno actual no ha validado en estos dos años y medio.

La sociedad civil solo oye por los medios de comunicación los impuestos y los gastos que a grandes rasgos van a existir para el próximo año, sin entrar más en el trámite parlamentario, pero no puede desoír esas leyes complementarias que saldrán en 2021 donde aumentarán los créditos, es decir, los gastos y habrá una disminución importantísima en los ingresos presupuestarios, pues aunque nos lo pinten como mal llamados, de logros sociales, a la postre, los bolsillos de los españoles son los que afrontarán todas las promesas presupuestarias que el Gobierno de turno va a llevar a cabo con aquellos socios a los que les ha prometido el “oro y el moro”. Estos presupuestos, para una gran mayoría, son calificados como un timo, pues la gran oleada de críticas que han padecido y van a padecer en el mundo económico son desorbitadas, ya que por la tendencia de quienes los han aprobado, tienen un claro sesgo ideológico que los aleja de las verdaderas necesidades que tiene en estos momentos la economía española. Se está “vendiendo” como la panacea de soluciones el reparto que Bruselas va a llevar a cabo de los Fondos Europeos, lo cual indiscutiblemente van a servir solo para tapar el gran boquete que ha producido el déficit estructural de la economía y el improvisado gasto que la pandemia va a dejarnos del 2020 para el 2021 y siguientes, por lo que el Gobierno desbocará la deuda en 110 mil millones de euros para el 2021 pese a la tan ansiada llegada de esos Fondos Europeos, pues ya se atisba cómo Europa nos controlará los gastos de los mismos y lógicamente, el efecto multiplicador será brutal en las Comunidades Autónomas y ni qué decir en los Ayuntamientos, donde la PIE seguro que no llegará ni al 60% de lo que hasta hoy se venía teniendo.

En este debate parlamentario que hemos tenido se contempla cómo habrá subidas del IRPF y del Patrimonio para las rentas más altas, lo que en definitiva, es para el mundo del trabajo. Subirán los refrescos, plásticos y seguros y, sin embargo, el diésel, por una prebenda con el PNV, se queda igual y a los funcionarios y pensionistas, la subida del 0,9% será lo que ya anunciaron sin base, pues es la manera de que con el voto favorable de once partidos políticos y donde cada uno ha sacado su tajada, la economía sea un desastre pese a quien pese, ya que más allá de las prebendas y de los conseguidores, en ese juego llevado a cabo, será imposible que económicamente, con un mercado laboral deprimido y con un 63% aproximadamente de autónomos y pymes que aumentan sus cierres, se pueda llevar a cabo ningún proyecto económico, por lo que, salvo las pensiones, los salarios de los funcionarios públicos debieron ser congelados y más, con un IPC que en estos momentos es negativo, pues si los que tienen asegurado su salario se les aumenta en esa cuantía del 0,9%, qué será de tantos millones de trabajadores desempleados, de autónomos, de profesionales que viven prácticamente de la limosna y de tantas y tantas personas que no podrán llegar nunca a final de mes, pues con el incremento de un punto en el Impuesto del Patrimonio y con la disconformidad de esa armonización fiscal que quieren plantear o presionar a las Comunidades Autónomas, para que Madrid no sea “paraíso fiscal”, es para tener un horizonte plasmado de situaciones borrascosas y, por tanto, la economía sumergida campara por su respeto.

Las perspectivas que se nos avecinan no son solamente inversas para este año. El ejecutivo sabe que estos presupuestos serán prorrogados, al menos, por el mero hecho de terminar el Sr. Sanchez su legislatura, pero si malo será el 2021, ya me dirán del 2022 y 2023, pues porque se tenga el apoyo de 188 parlamentarios y de once partidos políticos, no quiere decir que sean los mejores, ya que en definitiva van a ser los más antisociales que se hayan conocido en las últimas décadas, pues en este debate solo se ha buscado el compromiso para sacarlos adelante y donde cada uno de esos once partidos se han llevado su regalo de Reyes. Pero no olvidemos, que por encima de las ideologías, sin dinero, no se hace nada y con el boquete que arrastra el Ejecutivo de hace dos años, los Presupuestos ya tienen mascarilla para no contaminar a la población civil, porque esa contaminación no es de un virus, es de un réptil económico que los bolsillos y los ahorros se los llevará por delante. Estemos atentos que estos presupuestos lo iremos viendo desmoronarse por capítulos.

Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.

Una respuesta a “Unos presupuestos generales con mascarilla”

  1. Como de costumbre siempre acertando, Sr Blas es ud conocedor de muchos temas lo que demuestra que estudia el devenir de lo que ocurre en España. Siga escribiendo pues gusta su pluma.

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