San Fernando, conocida en el pasado como la Real Isla de León, desempeñó un papel fundamental en la Guerra de la Independencia Española (1808-1814). Su importancia no solo radicó en la resistencia frente a las tropas napoleónicas, sino también en su papel como cuna del constitucionalismo español.

En 1810, las tropas francesas ocuparon casi toda Andalucía, pero fueron detenidas en la Isla de León y Cádiz. San Fernando se convirtió en una línea de defensa clave gracias a sus fortificaciones naturales y estratégicas, rodeadas por marismas y caños que dificultaban el avance enemigo. Durante más de dos años, las tropas francesas sitiaron la ciudad sin éxito, incapaces de atravesar las defensas y la fuerte resistencia de los isleños y las tropas españolas y británicas que protegían la zona.
Pero más allá de su resistencia militar, San Fernando fue el escenario de un acontecimiento crucial: la reunión de las Cortes de la Isla de León en 1810. Mientras España estaba ocupada, San Fernando acogió a los representantes de la nación, quienes iniciaron un proceso legislativo sin precedentes. Desde allí se sentaron las bases de la Constitución de 1812, la primera de la historia de España, que sería promulgada en Cádiz dos años después.
Durante la contienda, la ciudad se convirtió en un símbolo de la lucha por la libertad y la soberanía nacional. Su resistencia y el papel de sus ciudadanos en la defensa de la legalidad española la consolidaron como un enclave histórico de primer orden.
Hoy, San Fernando recuerda con orgullo su contribución a la independencia y a la democracia española, manteniendo viva la memoria de aquellos años decisivos en la historia del país.