V. C. Cortes| WeltDeLibros
La irrupción de este nuevo título de novela negra gaditana al mercado editorial, solo hace aseverar mi idea de que la novela negra gaditana es una realidad palpable y lectora. Alberto Puyana, llega además, acompañado de una nota fresca entre sus párrafos de estilo noir, con unas pinceladas de humor negro, mezcla de sátira y guasa sureña, y una enrevesada historia que se desarrolla en torno a un cuerpo insepulto, ¿seguimos hablando de un muerto, de cuerpo presente? ¿o quizás de uno muerto en vida?
El título, hace referencia no solo al cuerpo presente en el tanatorio, sino a las vicisitudes que abogan a muchas personas a vivir vidas más muertas que aquellos que descansan en profundas tumbas. Un cuerpo insepulto, una persona que no puede caer más bajo, y que sin embargo sigue ahí. Esta doble interpretación de título y trama, hacen de la lectura algo más que interesante, pues nuestro protagonista es uno de esos corpore insepulto, que mira de frente a su tío yacente, y quizás, solo ve un vago reflejo de lo que su vida hasta el momento ha llegado a ser.
Los fantasmas que atormentan a Ramiro, protagonista de esta aventura de tanatorios, no son pocos, el peso de su apellido hace mella en su vida, una vida que parece no haber sido la que todos esperaban, pero si la que él mismo decidió tomar. La lucha interna de un hombre acabado se ve interrumpida por un suceso ajeno a su devenir, la muerte y sepelio de su tío, el mayor estafador de Cádiz. ¿Qué podría ir mal?, una reunión familiar en torno al velatorio del difunto se convierte en una descorazonada noche de tiros,
intrigas y asesinatos donde nadie es quien aparenta ser.
A partir de ahí, la trama toma un pulso acelerado que cautiva al lector hasta la última de sus páginas, un legajo desaparecido, un tanatorio con caras conocidas, una chusma selecta que se congrega en torno a quien fue su más ambicioso senescal, y para rematar asesinos de corte internacional que desembocan en una ciudad que pocos asocian con los negocios turbios más allá de los que se cuecen en sus barrios.
De esta lectura destacaría dos hechos, prácticamente la totalidad de la trama se desarrolla en una misma noche, y esto hace que el ritmo de la novela se acelere en una angustiosa carrera por saber que va a pasar a continuación. El nivel de adicción es alto. Y lo siguiente qué destacaría es el uso de un humor negro, locuaz y un poco hiriente del que hace uso el autor, para deleite de cualquier lector.
Para rematar la faena, la prosa es perspicaz, ágil, con un lenguaje adecuado mezclado con otros más de la calle, y que, mezclado con capítulos relativamente cortos, hace de la lectura una obra amena y adictiva que leer en poco tiempo. Una obra que gustará a todos los aficionados al género.