Una justicia lenta se convierte en injusticia

José Blas Fernández Sánchez

En estos  días, el Presidente del TSJA,   ha presentado la Memoria Anual del 2021 referida a dicho Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma Andaluza, Ceuta y Melilla, donde nos participa que durante dicho año se ha recuperado el volumen de litigiosidad previo a la pandemia,  con un 12% más de asuntos que en el 2020, es decir, que hemos sobrepasado 1,2 millones de asuntos la sobrecarga que los Juzgados y Tribunales poseen, en especial la Jurisdicción Social, Civil y Penal. Dicho así, posiblemente a la sociedad civil en su mayoría, le traiga sin cuidado, porque la Justicia ni da votos a los políticos, sino más bien los pone a algunos contra las cuerdas, porque sus resoluciones es como si se mentara “la soga en casa del ahorcado”,  ni interesa a nadie como no se vea afectado o investigado  por ella. 

Olvidamos  que la Justicia maltratada como así  lo está y con un sistema anticuado para su uso, no  prestigia a uno de los tres  poderes del Estado,  porque no existen instalaciones adecuadas y para colmo, la disciplina que pueda existir en cualquier empresa en cuanto a horarios, fechas, plazos, etcétera, casi nunca se cumple. No olvidemos que los profesionales del Derecho tenemos  tal responsabilidad dentro de los plazos procesales que de no cumplirlos,  nos puede costar no solo una sanción, sino un perjuicio económico considerable y lo que es peor, la pérdida de nuestra profesionalidad  y el desprestigio por no haber  cumplido con un deber  inexcusable. Sin embargo, en  la mayoría de los  Juzgados, los plazos existentes para dictar resoluciones judiciales, con poner la coletilla que “debido a la sobrecarga que se posee en este juzgado no se resuelve en su plazo”, ya están más que justificados, lo que pone de manifiesto la tardanza y en muchos casos, la dejadez de no tener  el compromiso de cumplir con las fechas, lo que me recuerda  lo que dijo Séneca hace más de dos mil  años: “nada se parece tanto a una injusticia como una Justicia tardía” y esto en pleno siglo XXI sigue siendo de escandalosa actualidad.

 En nuestra Comunidad Autónoma Andaluza,  como en muchas otras,  existen transferidas las competencias en la materia de Justicia  y ello hace que dentro de los tribunales existan tres mandos para gobernar  el sistema. Tenemos a un Magistrado-Juez que depende exclusivamente del Consejo General del Poder Judicial, a un Letrado de la Administración de Justicia (antiguos Secretarios Judiciales), que dependen del Ministerio de Justicia y a  todo  un “ejército” de funcionarios que junto a los inmuebles, material fungible, instalaciones, etc.,  dependen de la Comunidad Autónoma. Es como si un barco fuera con tres capitanes y cada uno navegara por sitios distintos, lo cual pone de manifiesto el desastre que esto supone y no hablemos de la pandemia,  porque se ha sufrido por el justiciable lo insufrible, con juicios telemáticos donde muchos de ellos tenían que haber sido anulados por su falta de rigor y por la inseguridad  a que ello se prestaba.

Hasta aquí este mal endémico,  que es reclamado año tras año a los poderes legislativos y ejecutivos,  sigue  dormido en el sueño de los justos, pues también es cierto que se trabaja en deficientes y atrasados Juzgados e inmuebles  a los que nadie les pone solución  y cuando se inauguran los nuevos ya están  obsoletos. Por eso,  comparto cuanto expone el Presidente del TSJA que cada vez que presenta la memoria anual tiene que hacer “de tripas de corazón”,  porque no sabe cómo trasladar a la sociedad las deficiencias, carencias e  inoportunas  tardanzas para que el  sistema judicial funcione, ya que  buscar alternativas para ello, se hace difícil, pero si en su mano estuviesen esas decisiones, a lo mejor, otro gallo cantaría,  pues  ver hoy a Jueces, Magistrados  y operadores jurídicos haciendo  de pedigüeños para que nos den medios para las sedes judiciales  y disminuir  en lo posible la litigiosidad, es algo imposible y de difícil curación. Pero, todo el mal tampoco está ajeno a la Justicia y a sus operadores, ya que no podemos olvidar que mucha de la lentitud que algunos tribunales poseen es por la falta clarísima de especialización que se tiene para ser  titular de un Juzgado. Y aquí, quiero pararme en la Jurisdicción de la que soy profesional,  con  más de 52 años de experiencia, como es la Jurisdicción del Orden Social. Estos Tribunales llamados de lo Social, que procedían de las antiguas Magistraturas de Trabajo estuvieron en manos de auténticos expertos y conocedores del sistema jurídico  laboral y de la Seguridad Social. Hoy, esto no es así; Jueces que por no alejarse de su domicilio  habitual y donde tienen hecha su vida en sociedad se adscriben a esta Jurisdicción sin conocerla y sin haberla tratado nunca, pues al igual que en la medicina existen médicos especialistas y adscritos de por vida a su especialidad, aquí debería ocurrir lo mismo.

Para ser Magistrado de lo Social y concretamente especialista en ello, tiene que haber nacido en este mundo complejo, haberlo vivido durante años y haber practicado su larga carrera en todo el controvertido mundo de las relaciones laborales y así llegar, como los hay y por cierto muy documentados, hasta el propio Tribunal Supremo, donde en la Sala Cuarta y  en las Salas de lo Social de la Audiencia Nacional y Tribunales Superiores  de Justicia, concurren Magistrados y Magistradas de reconocido prestigio que son brillantes en sus ponencias  y deliberaciones, pero un Juez de instrucción o de la Jurisdicción Penal que solicite un Juzgado de lo Social, sin conocer la Jurisdicción  y ni haberla estudiado  en sus oposiciones, y que  dicte sentencias sin ser especialista o tener experiencia en esta Jurisdicción,  hace un flaco favor a la Justicia en su conjunto,  como también y por extensión  ocurre en lo Contencioso Administrativo y en alguna otra donde sus titulares adolecen de formación. Por ello,  esa cantidad de sentencias puestas por Jueces sin experiencia y sin conocimientos de la materia,  no solamente alargan  la sobrecarga en el trabajo, sino que el justiciable se ve abocado a una carrera de recursos que hacen un daño irreparable. Ya es hora de que se conozca el número de sentencias revocadas y anuladas que muchos juzgados de primera instancia poseen, cosa que no se sabe y  eso le daría una calidad a la Justicia de excelencia, pues como símil podríamos decir que si en una empresa  un gerente no lleva bien la dirección de la misma se elimina y se contrata a otro, lo que por tanto en la Justicia que estamos ante funcionarios públicos que  pagamos con nuestros impuestos, debe seguirse el mismo camino, porque el ser independiente no es tener  patente de corso y saber de todo, pues al final de termina siendo el “maestro liendres”.

Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.

5 Respuestas a “Una justicia lenta se convierte en injusticia”

  1. Desde luego hay jueces que deberían pasar por un reciclaje de la materia que tocan, pues en los juzgados de lo Social existen algunos que no saben lo que es un autonomo. Estoy de acuerdo que deben ser como los médicos, es como sin un pediatra también se dedicara a cirugía vascular o un dermatólogo se dedicará a ginecología. Así nos va y comparto que los jueces también deberían fichar la hora de llegada y salida, pues algunos ni aparecen por los juzgados nada más que cuando tienen juicios.

  2. Hace mucho tiempo que no hay Justicia. Todo es un cachondeo y esto nos sonará a muchos!!! Es uns vergüenza que señalen juicios a tres años vista y mientras la gente qué hace?? Y eso no es lo malo…lo malo es que sí o sí seguramente hay que recurrir con lo que son casi 12 meses más. Una locura!!!!Y los jueces jugando a ser buenos jueces que se les da fatal.
    Como siempre un buen artículo que denuncia lo que nadie quiere ver.

  3. Cómo siempre un buen artículo, y regalo que nos ofrece Pepe Blas.
    Hace tiempo perdí la fe en la justicia , y es precisamente por la falta de profesionalidad de algunos jueces pues aplican la justicia según el tipo de delito, me explico por ejemplo un delito de violencia de genero dicen hay denuncia , según el código penal por las faltas cometidas tres años punto y la mayoría de las veces son acusaciones falsas pero eso no importa se aplica y el acusado termina siendo un delincuente e ingresa en la carcel por eso los jueces deberían estar más especializados en según que delitos y no confundir el atún con el betun

  4. La justicia hoy está en manos de muchos jueces sin la adecuada preparación jurídica, es una forma mas de opositar sin vocación y luego la falta de especialización es alarmante. Tantas sentencias dispares y tantos tribunales superiores de justicia hacen que no sea una justicia uniforme,. Lo hemos visto con la pandemia donde cada tribunal superior daba sentencias distintas en materia de cierres y horarios y hasta en la misma Comunidad como en la Andaluza existen tres Salas de lo Social, una en Sevilla, otra en Granada y una en Málaga, con los fácil que es crear una sola con todos esos magistrados y hoy se elevan los Autos a una sola, pues vemos como cada una dicta sentencias distintas en una misma materia y luego para unificar criterio en el Supremo no te admiten ninguna como ocurre en el caso de las invalideces. Esto no es seguridad jurídica y lo que vemos menos.

  5. La situación de la Justicia en Andalucia y España es inadecuada, tengo señalamientos para dentro de 3 años en un Juzgado de lo Social de Sevilla, lo que hace que ello no sea viable nunca y el justiciable no crea en nada por mas que le digo que tenemos que esperar y encima creen que somos los profesionales los culpables.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *