Descubre «Los muertos de Bilderberg»

Joseph B. Macgregor

Paco Ramos, excelente autor con una reputada y celebrada trayectoria profesional como poeta, organizador de festivales literarios, colaborador en diversos medios de comunicación y excelente profesor (todo lo que sé sobre
escribir se lo debo a él) de talleres escritura creativa, abandona, en apariencia, la introspección y el duelo de sus dos anteriores poemarios: «El aprendizaje del miedo», 2017, la muerte de la madre; «Breves apuntes sobre el arte de
mantener el equilibrio», 2018, la superación de una ruptura amorosa; para ofrecernos en «Los muertos de Bilderberg»(2022, Huerga&Fierro Editores/Poesía) una obra más abierta al mundo; comprometida, crítica y de
denuncia, sin caer nunca en el panfleto o la demagogia fácil. Esto no significa que a lo largo del libro no aparezcan poemas de corte intimista o sentimental.

De hecho, el poemario funciona gracias a ese contraste entre lo exterior (lo que ve y denuncia el poeta) y lo que le provoca (lo que siente: tristeza, indignación, pesimismo).

Recientemente, hemos asistido, a través de los medios de comunicación, de la celebración en Madrid de la cumbre internacional de la OTAN: en apariencia, los presuntos mandatarios de las principales potencias mundiales se reunieron para pactar y firmar acuerdos para mejorar y fortalecer la defensa de los países miembros de la Alianza. Nos hacen creer que esta farsa, perfectamente orquestada, es real y que el destino del planeta está en manos de los presidentes de las potencias, cuando no es así. Estos son (como bien señalada Teresa Rodríguez en el epilogo del poemario que ocupa esta reseña) meros agentes comerciales, marionetas de trapo en manos de los diez hombres más ricos del mundo:

“Y ¿quién sirve la mesa en los elegantes salones del Hotel Bilderberg? Los Estados, los Estados nominalmente ricos según su PIB, son los mayordomos. Estados dirigidos por gobiernos cuyo principal objetivo es facilitar el negocio, garantizar el beneficio de los súper ricos que habitan sus países, gobiernos dirigidos por políticos que son comerciales y consideran el país mismo una mera mercancía. Comerciales, ojo, que trabajan a comisión. Pero como buenos comerciales, necesitan de un mínimo consentimiento de sus incautos clientes para vender su morralla.”

Estos súper ricos conforman El Club Bilderberg: “estamos refiriéndonos una verdadera casta formada siempre por élites blancas de Europa y Norteamérica y cuyo objeto, heredado de ancestrales círculos de poder, es mantener los privilegios que vieron peligrar tras el proceso de descolonización.”

Guionistas de las tramas mundiales, “masters of puppets” que manejan los hilos de la humanidad para seguir manteniendo sus privilegios, maestros de la manipulación y la mentira son los únicos que sacado beneficio de la pandemia (8000 millones de dólares más que antes de la crisis pandémica) y “financian políticas en contra del cambio climático, la violencia de género y por unos servicios de salud y protección social en más de 80 países.”

Estructurado el poemario como una suerte de Biblia Urbana, los poemas aparecen agrupados en varios bloques o apartados: Génesis, Antiguo Testamento, Nuevo Testamento y Apocalipsis. Combina poemas de versos largos a modo de versículo (al estilo Walt Whitman) con otros de verso corto. En ambos casos, Paco esgrime un verso rotundo, de fuerte impacto, que no deja indiferente y que sabe conectar con el corazón pero que también nos mueve a la reflexión. El poemario se desarrolla como una suerte de narración con planteamiento (Génesis y Antiguo Testamento), nudo (Nuevo Testamento) y desenlace.

¿Quiénes son por tanto «Los muertos de Bilderberg»? Pues el resto de los habitantes de la Tierra que asistimos pasivos a la manipulación de los medios de comunicación, a la pobreza energética, a los paraísos fiscales, al hambre, al paro, al aumento de las desiguales sociales, a la censura y a la falta de libertad de expresión, a la mentira de las redes sociales, a la explotación o la precariedad laboral, “la juventud dilapidada por el mercado de la competitividad” y somos asfixiados a impuestos (mientras que los super ricos pagan menos tasas que sus secretarias) y controlados por nuestros teléfonos móviles. Las víctimas, en definitiva, de la ambición de poder y riqueza de los diez de Bilderberg.

Como consecuencia de esto, el poemario de Paco nos invita a superar esta pasividad y expresa la esperanza de que al fin los desheredados de la Tierra se rebelen contra los que manejan el poder y, por fin, se acaben las desigualdades y consigamos un mundo más justo en el que las clases populares tengan voz y sitio. El Apocalipsis no es más que un nuevo comienzo, un renacer esperanzado, en el que hasta la poesía se torna caótica y sin reglas, libre y lúdica, fuera de normas.

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