Pasada la pandemia, empezamos a recuperar el tiempo perdido dejando a centenares de fallecidos en los cementerios y el miedo se apoderó tanto de los españoles que parecía que la post-pandemia iba a retrasar a marchas forzadas el aislamiento de la sociedad civil, porque fue de tal magnitud lo ocurrido que se avecinaban tiempos nuevos e inseguros. Con el tiempo comprendemos que todo ha supuesto un antes y un después en nuestras vidas, pues todo ha sido distinto en las relaciones sociales, los procesos laborales y en la transformación cultural que se nos venía encima. Sin embargo, en términos generales, todos los países desarrollados, excepto China han crecido paulatinamente y hemos ido saliendo de la crisis de una manera lenta, pero distinta a lo que habitualmente la sociedad española tenía. Han existido elecciones generales, autonómicas y municipales y el país ha dado un cambio a peor en todos los aspectos. Los sistemas telemáticos se han apoderado de nosotros, las administraciones se han quedado obsoletas y la empatía entre la administración y el administrado ha caído en saco roto, pues nos hemos distanciado de la realidad y la convivencia para tener un sistema novedoso que no es más que cada uno se apañe como pueda, ya que la administración que debe estar al servicio del administrado, se ha convertido en todo lo contrario.
Los muertos que han caído en la pandemia donde la propia Unión Europea nos ha marcado que somos el segundo país con mayor número de fallecidos por 100.000 habitantes, es algo alarmante porque la errática política económica que ha salido en la post-pandemia está alborotando crisis de todo tipo y elevando el gasto público a situaciones totalmente inesperadas, porque el endeudamiento se ha desbordado y, por supuesto pese a las muchas mentiras sobre el desempleo, seguimos con mayor número de parados y con una baja capacidad adquisitiva, incluido el periodo anterior a la pandemia.
Todo esto se ha ido desmoronando porque las pequeñas y medianas empresas que sostenían el empleo están desapareciendo por día. Los autónomos no pueden hacer frente a tanta carga fiscal y social y no hay quien aperture un centro de trabajo, porque no encuentra ni mercado ni aliciente que le apoye para sobrevivir y no olvidemos que la innovación tiene poca capacidad y si nos paramos en la ridícula reforma laboral que se ha llevado a cabo, donde todo son obligaciones para los empleadores y más cuando se quiere bajar la jornada de trabajo al mismo coste y el salario mínimo sube a capricho de una señora, la crisis encubierta y clara que tenemos deja K.O. a España sin duda alguna.
En estos momentos solo se sostiene la sociedad con un mayor gasto público, los talentos están emigrando y los jóvenes no encuentran empleo y todo con “venta” diaria de populismo, regalo de paguitas y una seguridad social en quiebra. Y encima con unas Cortes Generales que son un “patio de vecinos”, donde se legisla poco y mal y donde los parlamentarios están prácticamente escondidos porque nada más que sirven para votar lo que el Gobierno de coalición y sin horizonte les regala y los compra para mantener el número de votos suficiente y no salir el Presidente de la Moncloa.
Cada día, una mala noticia tapa a la otra. La sociedad está agotada y desmoronada, lo que conlleva que el desanimo es contagioso, la indiferencia por lo tradicional y los valores es moneda de cambio y en resumen la credibilidad en el futuro es totalmente nula, por lo que no siendo pesimista el tiempo perdido es casi imposible recuperarlo y hasta el sector inmobiliario está sufriendo consecuencias de empobrecimiento, la juventud no cree en la formación profesional y curiosamente la mano de obra especializada se está perdiendo por día, ya que estamos prefiriendo que la inmigración nos supla en todo, porque hasta la natalidad la hemos perdido para poder dejar testimonio a nuestros hijos de lo que hemos trabajado y valorado en tiempos de alegría y no olvidemos a los profesionales que están haciendo las veces de funcionarios, pero cansados y aburridos de tanta mala diarrea legislativa que está creando una inseguridad jurídica que no tiene parangón.
España se tambalea, no existe horizonte y hoy con una población envejecida y una juventud sin aliciente y sólo convencida de que esto es lo que hay, tenemos que pensar que los cambios o se llevan a cabo y la política cambia sus parámetros, o por el contrario “apaga y vámonos”, salvo que se encuentren profesionales que quieran trabajar en la política para levantar con sus conocimientos a este país, pues de seguir como estamos se atisba una tormenta sin límites que ojalá no tengamos que volver a los tiempos pasados, porque la vieja Europa ya está también agotada.
José Blas Fernández Sánchez
Como siempre ,no tiene desperdicio,, pero creo que España no se tambalea,se derrumba
Gracias por tus artículos
Muy bueno, ese es el gran problema que hoy en día todo aquel que es válido no quiere dedicarse a la política y por tanto la mayoría de la calle política es mediocre. La prueba la gestión de la DANA que hicieron y están haciendo todas las administraciones.
Muy bien Sr Blas, España está avisada de hundimiento de valores y de todo aquello que sea prosperidad, no se ve nada bueno en el horizonte y la clase política está solo para sacarnos la tajada de nuestros impuestos, viven muy bien y no hacen más que cobrar y cotizar sin jornadas de provecho. Sánchez ya está acabado y hundido y próximo a ser condenado, pero tampoco Feijóo lo veo con alternativa mientras no desaparezca Cuca, Bendodo, Arenas, sanz y Juanma. Salvo la presidenta de MadrId .
Totalmente de acuerdo con usted, pero diría más, España está ya derruida. Esto no hay quien lo levante. Nada puede ir peor. No son capaces de arreglar nada ni de solucionar ningún problema. Los políticos son gente mediocre que no tienen dignidad porque si no, no estarían cobrando por la cara sin dar palo al agua .