El mundo del trabajo es paralizado por el coronavirus

José Blas Fernández

La grave situación en la que hemos entrado todos los que formamos parte  del mundo del trabajo, es algo inédito y que no tiene precedentes. Nadie podía esperar que una pandemia como la que tenemos dejara inútil a tantos operadores del mundo de las relaciones laborales y que hasta el cierre de fronteras fuese un elemento para aislarnos del resto de los países desarrollados y no desarrollados de nuestro entorno.

España ha decretado el estado de alarma, donde no se conocen antecedentes de cierres patronales y bajas de trabajadores,  con un aumento sustancial del desempleo a cotas que eran impensables.  Se nos presenta la realización de Ertes por el COVID-19 y a ello tenemos que llegar por medio de un trámite legal ya contemplado en el Art. 47 del Estatuto de los Trabajadores, por el que las empresas pueden suspender contratos de trabajo o reducir jornadas de manera temporal, cuando atraviesen por dificultades técnicas, organizativas o de producción o derivadas de fuerza mayor,  que pongan en riesgo la continuidad de la actividad. Con la crisis del coronavirus esto  conlleva a que la salida del trabajador de la empresa es limitada en el tiempo y tras un período, vuelve a su puesto de trabajo, siendo aplicable sin tener en cuenta el número de trabajadores que tenga la empresa o el autónomo a su cargo.

Por el contrario, un ERE es un expediente de regulación de empleo e implica la extinción de la relación laboral. Para hablar de ERE, el tamaño de la empresa es importante, pues tiene que afectar a diez trabajadores en empresas con menos de 100 trabajadores, al 10% de los empleados de las que tienen entre 100 y 300 o a 30 en las que cuentan con más de 300 personas en plantilla,  en un periodo de 90 días. Otro dato importante es el referido a las indemnizaciones, ya que en el  ERTE el trabajador no cobra ninguna indemnización de la empresa y en el ERE sí existe  indemnización. En ambos casos, los empleados afectados  tienen derecho a cobrar el desempleo.

Además de todo esto,  un Real Decreto Ley 8/2020 publicado el 18 de marzo, deja al mundo de trabajo contra las cuerdas, pero hay una inquietud alarmante de los Autónomos, los cuales se han quedado en el aire y con “la brocha sin pintura”, pues quienes crean empleo en un 90 por ciento en este país y quienes son los más sufridores de impuestos y obligaciones, no le permiten la exoneración de sus cuotas, pues solamente eso al menos, hubiese sido un alivio.   Esperamos que el gobierno rectifique, pero esperamos más que la pandemia se retire después del gravísimo daño que ha hecho, pues las secuelas serán tan duras de superar, que ni en el 2008, la crisis económica tuvo nada que ver con lo que se nos avecina.

José Blas Fernández Sánchez

Presidente del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Graduados Sociales
@Jblasfernandez

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