Conociendo a Francisco Chaparro escritor de ‘Un extraño caso de Diógenes’

Francisco Chaparro firmando su última obra
Presentación de Francisco Chaparro

Francisco Chaparro, autor de la novela «El mártir» (Ediciones En Huida) regresa al papel con «Un extraño caso de Diógenes» (Kaizen Editores) con el que vuelve a un género que domina a la perfección: los relatos de terror.

En su nueva obra encontramos terror, pero ¿natural o sobrenatural? En definitiva ¿a quién le importa a qué género pertenezca una historia cuando es lo suficientemente buena? En las ficciones de Francisco Chaparro hay de todo, por lo que es más que probable que el lector encuentre aquello que más le plazca.

¿Un extraño caso de Diógenes?

Es el título de uno de los relatos, claro. Verás, este cuento, tal y como aparece, es la versión final de uno que tenía pensado incluir en El doble, mi segundo libro, y que al final se desechó. Aquel era mucho más escueto, más esquemático. En realidad, era solo un monólogo. Más tarde, una amiga me hizo ver que se quedaba corto, que podía sacársele más jugo. Lo consideré, lo saqué del cajón y trabajé mucho más sobre la trama y la ambientación. El título me gustaba y el resultado final también, y por ser uno de los primeros con los que empecé este volumen decidí que fuera precisamente ese el que diera nombre al libro. Creo que es atractivo.

Has iniciado un proyecto literario de vida prácticamente, porque son unos cuantos libros publicados. Parece que te estás decantando por el terror, ¿Qué te ofrece este género que tanto te satisface?

Pues no lo sé, pero sí es cierto que salvando El mártir, que es novela histórica, aunque también tiene su parte oscura, y algunas primeras colaboraciones donde traté otros registros, es en el terror en el que más cómodo me he encontrado. Supongo que mi gusto particular comenzaría con las primeras lecturas, con siete u ocho años, de un volumen con los cuentos clásicos de Grimm, que aún conservo, y que no eran las edulcoradas adaptaciones de Disney, sino las más crudas versiones provenientes de las tradiciones originales. Luego llegaron los cómics como Dossier Negro, Zona 84 o Creepy, y, al fin, las novelas de terror. De estas, la primera que recuerdo haber leído fue Damon, de Terry Cline, nada apta para la edad con que lo hice, desde luego. A partir de ahí mi creatividad se fue decantando en esa línea y es curioso porque, cuando me preguntan sobre esto, siempre cuento que yo era un niño extremadamente miedoso, quizá a causa de esa misma imaginación de la que ahora tiro para escribir, así que igual es una manera de exorcizar los terrores de entonces.

De los buenos lectores nacen los buenos escritores. ¿Qué autores crees que te están influyendo con su estilo inevitablemente de todos los que has leído?

Primero, los autores del XIX. Además, mi escritor favorito de cuentos de terror, más que Poe y más que Lovecraft, es Guy de Maupassant. Su cuento La muerta, me parece una maravilla. Corto y conciso, y así me gusta escribirlos a mí. No es necesario cuarenta páginas para contar una historia cuando puede resolverse en pocas líneas o varias páginas, a lo sumo. Decía Umbral que el cuento debe ser un petardo (por lo sorpresivo e impactante) y estoy de acuerdo, aunque a veces te dejas llevar y ya sabes, la cosa se alarga.

Me quedo sin dudarlo con José María Merino. Siempre recomiendo su «Cuentos del Reino Secreto«

Francisco Chaparro

En fin, la lista de inspiraciones sería extensa, todo influye. Con los actuales soy poco de seguir la moda, de hecho, lo más común es que autores de gran éxito me enganchen poco. Me pasa con King, al que casi todo el mundo toma como referencia y del que yo me quedaría solamente (ahí llevas un adverbio, Stephen), con algunas de sus novelas, pero, eso sí, con casi todos sus cuentos. Anna Starobinets, con Una edad difícil, o Mariana Enríquez serían una excepción de entre esos autores mediáticos, aunque, de esta última, también me gusta más su vis cuentista. Si ya hablamos de españoles hay muchos escritores desconocidos que son magníficos, y a los que también leo, por supuesto, pero que no cuentan con un gran sello detrás y apenas se les conoce a menos que te muevas en
las redes.

Si elijo solo a uno de los consagrados y de los que se aprende en cada lectura, me quedo sin dudarlo con José María Merino. Siempre que puedo recomiendo su Cuentos del Reino Secreto. Mi favorito: La casa de los dos portales. Un relato genial.

¿Qué es el éxito literario para Francisco Chaparro?

No gasto de eso.

¿Vender mucho? ¿Qué te den premios? Sí, sin duda, pero no siempre. Ya sabemos cómo funciona el mundillo, así que no, no creo que se limite a eso. Quizá que tus obras lleguen a la gente, ojo, no necesariamente por publicar en grandes firmas, pero que te lean, que les guste lo que escribes, que lo disfruten y, en mi caso, que lleguen a pasar verdadero
miedo con algún cuento. Que luego digan: «No lo conocía, pero qué bueno». Eso también es el éxito.

No solo hemos venido a hablar de tu libro. Recomiéndanos uno que te haya gustado últimamente.

Si me pides que recomiende una de mis últimas lecturas te diría que El hijo extraño, de Marcos Fernández. Un autor muy prolífico y de calidad contrastada que, además, domina varios géneros, entre ellos, por supuesto, el terror. Aparte de eso, yo soy mucho de releer, con lo que creo que ya te he contestado a esto antes. Recomiendo también, no
un libro, sino una colección; la que sacó Martínez Roca entre mediados de los ochenta y principios de los noventa: Gran Súper Terror. Conseguí reunirla completa hace poco y siempre que puedo me ventilo alguno de ellos. Ahí tienes de lo mejorcito en relatos y novelas, y no todos de figuras reconocidas, al menos aquí. Más recomendaciones: Los
peligros de fumar en la cama
o Las cosas que perdimos en el fuego, de Enríquez. Hay un relato, La casa de Adela, que es otro de esos cuentos que me gustaría haber escrito yo.

Además, te señalaría En sueños he llorado, de Alberto Laiseca, Los fantasmas, de César Aira, los Cuentos Completos de Fogwill, que no suelen ser de terror, aunque alguno hay de interpretación más inquietante, como Los hilillos de sangre, o también cualquiera de los libros de Samanta Schweblin. Verás que son argentinos todos. Tengo una extraña fijación por ellos. Ni que decir tiene que puedes añadir a Cortázar y algún otro de sobra conocido por todos.

Supongo que no esperabas que te saliera por ahí

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